Contaminación
del agua
Hay muchas formas de contaminar nuestro Planeta
Tierra y una de ellas es contaminando el Agua.
Esta triste realidad puede ser por el constante
crecimiento de las ciudades donde su población vierte sus desechos domésticos,
industriales y toda clase de basura, provocando que esta agua no se pueda
utilizar y por lo tanto es desperdiciada. En nuestro país diariamente se
producen miles de toneladas de desechos industriales, de los cuales un gran
porcentaje tiene grave impacto en el medio ambiente. Algunos residuos
contaminantes que desechan las industrias y que son muy peligrosos son aquellos
que contienen: Mercurio, plomo, arsénico, fenol, plata, cromo y plaguicidas,
entre otros. También es altamente contaminante la materia orgánica como restos
de alimentos y animales, detergentes, pinturas, aceites, etc. Estos propician
el desarrollo de algas, las cuales generan la proliferación de bacterias que
van consumiendo el oxígeno que hay en el agua, matando toda forma de vida que
pueda existir. El agua puede contaminarse de muchas maneras, entre ellas,
cuando vertimos aceite, químicos y
basura al drenaje. Esta agua llega a nuestros ríos y mares. El agua es un recurso natural que
debemos conservar, por lo tanto debemos evitar su contaminación y hacer un buen
uso de ella.
La contaminación hídrica o contaminación del agua es
una modificación de esta, generalmente provocada por el ser humano, que la
vuelve impropia o peligrosa para el consumo humano, la industria, la
agricultura, la pesca y las actividades recreativas, así como para los animales
y la vida natural.
Si bien la contaminación de las aguas puede provenir
de fuentes naturales (como, por ejemplo, la ceniza de un volcán) la mayor parte
de la contaminación actual proviene de actividades humanas. El desarrollo y la
industrialización suponen un mayor uso de agua, una gran generación de
residuos, muchos de los cuales van a parar al agua y el uso de medios de
transporte fluvial y marítimo que en muchas ocasiones, son causa de
contaminación de las aguas. Las aguas superficiales son en general más
vulnerables a la contaminación de origen antropogénico que las aguas
subterráneas, por su exposición directa a la actividad humana. Por otra parte
una fuente superficial puede restaurarse más rápidamente que una fuente
subterránea a través de ciclos de escorrentía estacionales. Los efectos sobre
la calidad serán distintos para lagos y embalses que para ríos, y diferentes
para acuíferos de roca o arena y grava.
Los principales contaminantes del agua son los
siguientes:
-
Basuras, desechos químicos de las
fábricas, industrias, etc.
-
Aguas residuales y otros residuos que
demandan oxígeno (en su mayor parte materia orgánica, cuya descomposición
produce la desoxigenación del agua).
-
Agentes patógenos, tales como bacterias,
virus, protozoarios, parásitos que entran al agua provenientes de desechos
orgánicos, que incluyen heces y otros materiales que pueden ser descompuestos
por bacterias aerobias.
-
Nutrientes vegetales que pueden
estimular el crecimiento de las plantas acuáticas. Éstas, a su vez, interfieren
con los usos a los que se destina el agua y, al descomponerse, agotan el
oxígeno disuelto y producen olores desagradables.
-
Productos químicos, incluyendo los
pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias tensoactivas
contenidas en los detergentes, y los productos de la descomposición de otros
compuestos orgánicos.
-
Petróleo, especialmente el procedente de
los vertidos accidentales.
-
Minerales inorgánicos y compuestos
químicos.
-
Sedimentos formados por partículas del
suelo y minerales arrastrados por las tormentas y escorrentías desde las
tierras de cultivo, los suelos sin protección, las explotaciones mineras, las
carreteras y los derribos urbanos.
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